Música y otros afectos personales..

Un gran vídeo y una gran canción que habla de los contextos históricos en los que la rebelión es una necesidad.
Y por qué no aprender de otras culturas, de otras voces, de otras miradas:



Un clásico y un buena versión de la misma canción, Baker street:







Perros de la guerra.. Dogs of war.. Pink Floyd.



El tiempo pasa.. sólo quedan los recuerdos. Le agradezco enormemente a Elkín porque contribuyó con su música para madurar ciertas reflexiones y alentar mi escepticismo, pero sobre todo, con su música hizo lo más importante: se volvió compañía.

Larga vida al Titán.

No te detengas:



Amnesia



La siempre vigente Metallica con dos de sus nuevas canciones.. Para disfrutar:

Halo on Fire


Am I Savage?





Mad Season - River of Deceit (Río de Engaño).



Soul Asylum - Promises broken.



Foo Fighters - Best of you (Lo mejor de ti).



Pearl Jam - I am Mine (soy mío).



Para quiénes se sientan afligidos por el paso del tiempo..  siempre volverán unas grandes esperanzas, como se llaman esta canción..





Skid Row, una banda norteamericana que en mi opinión, le da a la composición del hard rock un toque de agresividad e inconformidad que antes no tenía.. Su canción Breackin' Down.





.. Y yo que creí que el último álbum de Pink Floyd era instrumental.. Casi por accidente me encontré con esta joya: Louder than words, algo así como "más fuerte que las palabras".. Muy bella canción.



Un centro de reclusión para todos aquéllos que son adictos al poder.. conozco tantos personajes así, y no solamente relacionados con la política.. Mi banda favorita: Pink Floyd.



Everybody Hurts, algo así como A todos nos duele.. Es una canción cargada de nostalgia y esperanza al mismo tiempo.. No sé.. A mi me permite transportarme a otros tiempos y con las circunstancias actuales, creo que es cada vez más una necesidad urgente..




Para aquéllos que se han animado a ser padres o madres, una canción muy bonita que plantea la posibilidad de acompañar permitiendo que ese otro decida y construya su propia vida.. Supongo que no es nada fácil.

Una bella canción llena de amor, de nostalgia y esperanza.. Muy bella canción. Es una versión de Canción para mi muerte, interpretada por Fito Paéz...





Sin comentarios.. o bueno, la música está llena de momentos...



Una gran canción de un grupo ya clásico. Guns and Roses y "Street of dreams".




Un clásico de la escena del rock alternativo.. dos de las voces más poderosas de lo que se conoció como "grunge", en una canción que destila rabia y decepción.. ufff..



Magia Veneno..




¿Cómo combatir tanta banalidad, tanto arribismo, tanto consumismo?



Alguna vez tendré que estar sentado en el parque Lezama. No puede ser casualidad que la literatura y la música mencionen este lugar... La nostalgia es tan fiel compañera..



Sencillamente.. hay que pensar en el otro.



Aprendiendo a volar.. nada más que decir.




El anarquismo es el más bello canto a la humanidad, libertad e igualdad, librepensador, fraterno y transformador. He aprendido a rechazar las instituciones más conservadoras de la sociedad: iglesia, estado y familia, pero no creo que sea posible erigir el anarquismo como principio de vida social. Siempre será mi utopía.






Conozco varias personas a las que esta canción les queda perfecta.



El tiempo es olvido, el tiempo es vida. La nostalgia es una fiel compañera de la existencia. Un grupo mexicano muy interesante.



Este vídeo, la letra y la canción siempre me han parecido espectaculares. Siento que está lleno de posibilidad, de la necesidad de trabajar juntos, de crecer juntos, de cambiar y creer juntos. Simplemente genial. Se trata de los Smashing Pumpkins y su canción "Tonight, tonight".


Extraño la música que le dice cosas a las personas. Que busca algún tipo de sentido para la vida. De lejos, mi banda Favorita. Los dejo con Pink Floyd y su canción "On the Turning Away".



Divagaciones Metodológicas y -¿de?-formación Investigativa.

De caminos y apuestas personales.

El tiempo hará vivir al tiempo y la vida servirá a la vida”
Albert Camus (El mito de Sísifo).

En medio de los aún inciertos derroteros transitados en este último semestre académico de Maestría, y en particular, dentro de la asignatura denominada Metodologia II, he podido notar que emergieron, se confrontaron, dispersaron y represaron en mí, los viejos fantasmas de la rigurosidad y la validez que se cuestionan por el cómo al interior de un proceso investigativo. Creyendo, quizás ingenuamente, haber superado el qué, ahora la preocupación (existencial, si se quiere) fue por el cómo, esto es, por el carácter metodológico del proyecto o propuesta que se pretende desarrollar. Y es que pese a todo, a lo cómodo  que me siento en ambientes académicos, no he podido dejar de pensar en cierta instrumentalización bastante cuestionable de la academia para con los sujetos portadores de conocimiento, y en ese sentido, un sino deformativo en la investigación académica. Hay cierta lógica utilitaria en la que no me puedo sentir a gusto: por supuesto, es una lógica que responde también a las necesidades y exigencias del mercado. Pero también encontré que hay espacios para resistir, específicamente, para pensar de manera crítica a través del ejercicio metodológico, espacios para impensar las ciencias sociales. De eso se tratará en estas divagaciones desde una lectura muy personal, pues no me he dejado de cuestionar también, hasta qué punto se le permite al investigador expresar-se en el marco de  ejercicios académicos (como la escritura) que intentan enmarcar la subjetividad (v. gr. el famoso y esquivo “escribir bien”).

Con el riesgo latente de caer en el solipsismo, pero con la apuesta perenne de construir puentes que  posibiliten la comunicación y quiebren ese riesgo, quisiera abordar brevemente mi experiencia en este sentido. Hace algún tiempo ya, acompañé procesos de Educación Popular en Altos de Cazucá en Soacha, apoyando la labor del profesor Nelson Pájaro.  Y si bien traje conmigo gratos recuerdos y la sensación de que había aún quijotes modernos en su lucha contra la adversidad y la injusticia, nunca pude dejar de pensar que era muy poco lo que yo podía aportar, que mi experiencia era absolutamente disfuncional en un contexto como aquél marcado por las dificultades no sólo económicas. Sentí que, sin quererlo así, me aprovechaba de sus necesidades.

Poco tiempo después, colaboré en un colegio distrital en la localidad de Ciudad Bolívar con el profesor Wilson Muñoz, acompañando un proceso alterno con jóvenes en situación de desplazamiento, y al final, la sensación de impotencia fue similar a la anterior, con un agregado: sentí que necesitaba de su experiencia para fundamentar una propuesta pedagógica en la Universidad, pero era mínimo lo que yo podía aportar. Fue el momento en el cual empecé a considerar que habría sido mejor no acompañar procesos como los descritos, simplemente porque resultaba inaceptable dicho fenómeno en nuestro país, porque creía  más en una sociedad que no fuera seducida a presenciar absorta como sus miembros se ven obligados a dejar sus sueños en medio de la más autoritaria indiferencia.  Pero consideré que esos procesos investigativos de mi parte y sin que fuera mi intención, legitimaban estos escenarios de seducción. Resulta paradójico por decirlo menos, pues le apostaba a una salida política al conflicto social y armado que posibilitará la devolución de tierras a quienes les pertenece: aquellos quienes la han sufrido, trabajado y vivido. Pero, claro, se convirtió ésta en una apuesta indefinida que sigue postergándose y que me llevó a temer la realización del trabajo de campo, a tomar distancia de cualquier ejercicio etnográfico tradicional donde el académico es el que sabe, el que habla, el que orienta.

Hoy entiendo mejor mi inconformidad, comprendo hacia dónde me dirigía a ciegas, aunque creo también, que en su momento absoluticé mi propia experiencia. Siguió el tiempo, y en el marco de mi proyecto investigativo en la Maestría, que se cuestiona por la construcción de valoraciones morales alrededor de la paz, he comenzado a comprender que toda respuesta humana tiene en sí misma un poco de mentira. Un poco de ficción, pero también de necesidad. De imaginación y de potencia. Por ello, uno de los aportes intuidos y re-afirmados desde las diversas sesiones en el curso de metodología, ha sido asumir la incertidumbre del vivir, el plantearse un no sé como respuesta válida, digna, como un grito que merece ser escuchado. Es de alguna forma la interiorización de la reflexividad como posibilidad. Por ello no sé qué vaya a ocurrir, pero sé que hay intereses muy diversos que deberán contribuir a caminar. Nada más.

Así, el itinerario por las diversas estaciones recorridas durante las sesiones, me permitió usar la imaginación para asegurarme de no conocer el destino final. De eso trata el método finalmente, pues es (sobretodo) un camino que merece ser andado. En este camino, y a título personal, descubrí por lo menos tres enseñanzas básicas al abordar el tema de la genealogía (una de mis propuestas preliminares): el entramado de luchas por el poder en los orígenes de las prácticas discursivas, la verdad como invención y, por lo tanto, el carácter contingente de la realidad. Y para ser justos y contradictorios al mismo tiempo, lo más revelador en el recorrido: la necesidad de asumir un compromiso político a través de la IAP (Fals, 1999) expresado en una apuesta personal que rompa la falsa dicotomía teoría práctica: una actitud ético-política que pueda enfrentar lo que se considere injusto. Sin dilaciones, sin pretensiones de objetividad, afirmando la posibilidad de la risa nietzscheana, es decir, su ciencia jovial: sin tanta seriedad, buscando el ser sentipensante de Fals.

Cuestionemos brevemente lo anterior. Si todo conocimiento es producto de una invención humana, no puede haber verdad, o para ser más exactos, hay “múltiples verdades” (Muchinik, 2003), luego ¿dónde se puede ubicar la validez de la investigación académica? Sí como sostiene provocadoramente Foucault “El conocimiento sólo puede ser una violación de las cosas a conocer y no percepción, reconocimiento, identificación de o con ellas” (1996:9),  ¿con qué criterios se erigen desde la academia patrones de rigurosidad? Sí, siguiendo la argumentación de Domenech y Tirado (1998) in extenso, se promueve el desapego a la idea de verdad y de objetividad, sí se asume una visión nietzscheana de la realidad donde “Todas las categorizaciones de las cosas que hay en el mundo, entidades humanas y no humanas, son exclusivamente el resultado de la actividad humana, del esfuerzo de vida que realizamos día a día. No es el mundo mismo el que nos hablaría a través de esas categorizaciones, sino que oiríamos el eco resultante de múltiples acciones de lucha y resistencia. El mundo es únicamente ese campo indiscriminado donde se enfrentan multitud de voluntades, un terreno poblado por infinitos puntos de fuerza y respectivas resistencias” (p. 33), sí en última instancia, se resitúa el tema del poder y la política, entonces, ¿para qué el conocimiento? ¿Cómo se logra cierto nivel de aceptación?, y en este caso particular, ¿por qué se conciben determinadas metodologías sobre el deber ser de la investigación?

Se puede afirmar que investigar debería ser ante todo cuestionarnos, reflexionarnos a nosotros mismos y pensar el entorno de nuestros problemas sociales quizás para poder reconocer/(nos) al y en el otro, una otredad que igual nos constituye (debe reconocerse). Es decir, investigar-nos. Para qué, quizás para comunicarnos, pero también para contribuir a identificar y de-construir todo aquello que el ser humano en su afán de conocimiento ha optado por reducir a una concepción maniqueísta del mundo para poder simplificar y comprender su propia existencia. Se trata de categorías abstractas como lo bueno/ malo, objetivo/ subjetivo, civilización/ barbarie, amigo/ enemigo, cuantitativo/ cualitativo, entre muchas otras dicotomías planteadas en los más diversos campos humanos a través de la historia.  Y tensionar mejor éstas, sin duda alguna e independientemente de los diversos métodos utilizados, se constituye en la principal herramienta metodológica para la investigación en Ciencias Sociales, entendiendo por metodología simplemente “una manera de pensar la realidad social y de estudiarla” (Strauss y Corbin, 2002). Se trata de avanzar hacia el autodescentramiento de la observación (Bauer, 2004). Lo cual implica que el investigador se erige en una manera de conocer también. En una herramienta más de la investigación. Sin embargo, esto no puede ser sólo una apuesta personal, pues nos constituimos en esa dialéctica irresoluble entre lo social y lo individual, por ello la importancia de la apuesta política. 

En este sentido, es urgente reconocer que atravesamos tiempos aciagos, donde la privatización de todo, incluyendo el conocimiento, se ha naturalizado como práctica social. El profesor Tedesco (2003) lo menciona con sobrada validez al referirse en el marco de una sociedad del conocimiento, a “la privatización de la producción de conocimientos” (p. 2), esto es, al peso cada vez más importante de las grandes empresas y consorcios privados para la financiación de la investigación con claros intereses particulares, o si se prefiere, con el propósito “de orientar la producción científica en función de los requerimientos del mercado” (Idem). En este sentido, resulta pertinente abandonar la idea “mertoniana de que la ciencia es una institución social, ‘torre de marfil’ que tiene un ‘ethos’ propio, universalista, comunista, meritócratico y desinteresado, que lo hace ser funcional en la sociedad” (Quevedo, 1997: 34). Lo anterior en la línea de entender que toda relación social incluyendo la investigativa, se encuentra inmersa en ciertas relaciones de poder al interior de una sociedad y que responderá a estos intereses de diversas formas, sin olvidar que todo relación de poder generará igualmente sus propios mecanismos de resistencia.

En esta línea argumentativa se puede reconocer la imposibilidad de concebir un conocimiento neutral, esto es, que no se encuentre mediado/determinado por intereses, independientemente de dónde provengan éstos. Basta recordar lo que representó en términos epistemológicos el descender desde “verdades absolutas” a criterios más abiertos y terrenales, aunque con el peligro siempre latente de construir nuevas deidades (la razón, la ciencia, la historia) como expresiones de una crisis de sentido y legitimación que tuvieron que enfrentar los investigadores sociales, crisis en la que fue necesario revisar conceptos propios de la fase positivista como el de universalidad, validez y fiabilidad, los cuales pretendían crear verdades “objetivas” en investigación cualitativa y en las que se fundamentaban para asimilar al “otro” en su condición de inferioridad.

Como se puede colegir, el panorama no es nada alentador porque esas fuerzas antes superadas parecen estar a la ofensiva. Sin embargo hay posibilidades desde la praxis entendida como práctica reflexiva. Uno de los grandes retos es la posibilidad de mantener cierta coherencia entre lo que se piensa, dice y hace. Como lo expresa Gutiérrez, “la congruencia es ante todo con nosotros mismos. No podemos legitimarnos ante los demás si no somos respetuosos de nuestra propia legitimidad. La congruencia se vive, no se enseña ni se exhibe” (1997:89). Es una posibilidad de resistir que exige de los investigadores ampliar las posibilidades de comunicarse, incluso, más allá de los derroteros académicos. Es reconocer que hay otras formas de conocer. En las Ciencias Sociales en general, se debe tener claridad sobre la no-posibilidad de objetividad, de predicciones y descubrimiento de verdad(es). Se debe sin duda alguna romper esos esquemas pero sin condicionamientos dados de antemano, es decir, sin verdades. Se debe propender por re-humanizar la enseñanza, con toda la carga de prejuicios y contradicciones que puede haber. Hay que tensionar hasta donde sea posible eso que aún nos atormenta, nos persigue.

Entonces, se podría afirmar que no hay procesos ciertos, unívocos e irremediables. Se insiste en la necesidad (y urgencia) de pensar que todo está por hacerse, pero solo se aprende a través de una práctica mediada por intereses. Y por supuesto, detrás de eso que sea de interés se esconde una apuesta por el tipo de sociedad que se pretende construir. Ahí está en potencia la actitud ético-política, que reconociendo lo planteado en el epígrafe inicial, nos lleve a no dejarnos presionar por intereses inmediatistas o de mercado. A inventar otras formas de hacer en el mundo. Pero en cualquier caso, esto último quizás aún nos falta reconocerlo, apropiarlo y practicarlo.

Bibliografía Consultada.

-         Breur, Franz (2004). “Lo subjetivo del conocimiento socio-científico y su reflexión: ventanas epistemológicas y traducciones metodológicas”. En: Forum Qualitative Social Research Vol. 4, No. 2, art.25. Disponible en:
http://www.qualitative-research.net/fqs-texte/2-03/2-03intro-3-s.htm
-         Domenech, Miguel y Tirado, Javier (1998). “Claves para la lectura de textos simétricos”. En: Sociología Simétrica. Editorial Gedisa. Barcelona.
-         Fals Borda, Orlando (1999). “Orígenes universales y retos actuales de la IAP”. En: Revista Análisis Político No. 38. IEPRI – Universidad Nacional de Colombia. Bogotá.
-         Foucault, Michel (1996). La verdad y las formas Jurídicas. Disponible en PDF en:
-         Gutiérrez, Francisco (1997). “Hacia una propuesta alternativa para la formación de Investigadores”. En: Revista Nómadas 07. IESCO – Universidad Central. Bogotá.
-         Muchinik, Eva (2003). Acerca de la verdad. En: Revista Nómadas 18. IESCO - Universidad Central. Bogotá.
-         Quevedo, Emilio (1997). “Las relaciones de poder en la investigación y la construcción de una comunidad científica”. En: Revista Nómadas 07. IESCO – Universidad Central. Bogotá.
-         Strauss, Anselm y Corbin, Juliet (2002). Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada. Contus - Editorial de la Universidad de Antioquia. Medellín.
-         Tedesco, Juan Carlos (2003). “Investigación Educativa: De la ciencia social a la filosofía social”. Conferencia presentada en el VI congreso nacional de investigación educativa. Guadalajara, México. Disponible en línea:

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